" Salí de las entrañas y me toqué la piel
y mi piel gritó y encontré la ausencia
cubriendo mi superficie "
Monserrat Ordóñez
Irrumpo el augurio de la noche misteriosa
para conocer la pesadilla de los hombres
que intentan perdurar sus huellas tornadizas.
Hace un instante,
cuando arterias de fuego y lava surcaban nuestra casa,
en el silencio y la espesura de la selva virgen,
una luciérnaga soñolienta bautizaba la vida
y una raza de hombres almendrados,
brotados de las piedras, la oscuridad o el misterio,
diseminaba ciudades amatistas,
en ese instante cantarino,
ni siquiera dibujábamos,
una exhalación
frente a la vastedad del tiempo cósmico que nos parió.
La luz, los mares y los seres,
rescoldados en una fortuita agonía de las estrellas
no se resignan a aceptar
su estancia de fulgor inadvertido
o su tránsito de enigmática azucena
aurorada sobre un pedregal de huracanes.
Y en este segundo instante tempestuoso
en que intentamos con nuestros poemas e ilusiones
fecundar la eternidad y el infinito
o alimentar la memoria estelar,
mujer, perdóname,
por estas palabras brumosas y confusas,
porque sólo he querido decirte,
que tu amor, de orquideas y rosas,
en verdad,
es lo único que guía el rumbo de mi vida.
RAÚL ROVIRA
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