
No busques el sentido
del brillo en los ojos del leopardo;
canta y ríe como la primavera,
sueña dulces sueños
del amor soñado,
vive como mañana fresca
o tarde colmada en su ocaso.
Porque eso eres tú, sí, amanecer puro
en que a veces mojo mis manos
y hundo mi rostro
para contemplarte toda
llena de luz, de dones y misterios;
entonces, apresúrate, sonríe,
sé feliz, asciende un poco,
como dos amigos, desde
tu corazón hasta mi alma.
RAÚL ROVIRA
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